¿Qué tienen en común Yellow de Coldplay y las canciones de High School Musical o Lady Gaga; o la fecha de la publicación de alguno de los libros de Harry Potter con la aparición masiva de Facebook o el Iphone?
Todos pertenecen a los primeros diez años del siglo XXI. Al igual que el protagonista de la película Boyhood, Mason (Ellar Coltrane) un niño elegido a los seis años por el director Richard Linklater, con el fin de narrar los acontecimientos dentro de sus siguientes doce años, es decir de 2002 a 2014 en tiempo real.
En 160 minutos, Linklater cuenta la vida de Mason y su familia, quienes de manera literal envejecen frente a los ojos del espectador. Los personajes cambian tanto física como psicológicamente de acuerdo a su edad y las circunstancias del camino. La transición de los padres jóvenes y separados, los hijos creciendo de ciudad en ciudad y de padre en padre sustituto, la búsqueda de una mejor vida y la reflexión cotidiana de los personajes acerca del propósito de cada quien en su recorrido.
El filme tiene la capacidad de conectar con sus espectadores a través de los referentes de la primera época de este siglo, la cultura y la mención de algunos hechos relevantes en Estados Unidos, así como múltiples alusiones musicales, tecnológicas y culturales populares de la vida cotidiana del inicio de la década.
Boyhood es una forma cotidiana y muy literal de contar un proceso inevitable, crecer. Además de una experiencia cercana para quienes crecieron como Mason, ya que les permitirá identificarse con factores comunes: sus dudas en la niñez, las tristezas, alegrías y experiencias cliché de adolescencia o la incertidumbre pre-graduación y el futuro próximo.
Todos pertenecen a los primeros diez años del siglo XXI. Al igual que el protagonista de la película Boyhood, Mason (Ellar Coltrane) un niño elegido a los seis años por el director Richard Linklater, con el fin de narrar los acontecimientos dentro de sus siguientes doce años, es decir de 2002 a 2014 en tiempo real.
En 160 minutos, Linklater cuenta la vida de Mason y su familia, quienes de manera literal envejecen frente a los ojos del espectador. Los personajes cambian tanto física como psicológicamente de acuerdo a su edad y las circunstancias del camino. La transición de los padres jóvenes y separados, los hijos creciendo de ciudad en ciudad y de padre en padre sustituto, la búsqueda de una mejor vida y la reflexión cotidiana de los personajes acerca del propósito de cada quien en su recorrido.
El filme tiene la capacidad de conectar con sus espectadores a través de los referentes de la primera época de este siglo, la cultura y la mención de algunos hechos relevantes en Estados Unidos, así como múltiples alusiones musicales, tecnológicas y culturales populares de la vida cotidiana del inicio de la década.
Boyhood es una forma cotidiana y muy literal de contar un proceso inevitable, crecer. Además de una experiencia cercana para quienes crecieron como Mason, ya que les permitirá identificarse con factores comunes: sus dudas en la niñez, las tristezas, alegrías y experiencias cliché de adolescencia o la incertidumbre pre-graduación y el futuro próximo.